Archive for May, 2007

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El síndrome Poncio Pilatos

May 26, 2007

por Natalia Martín Cantero, EFE

San Francisco – Los científicos han echado mano de la obra de William Shakespeare para bautizar con el nombre de “efecto Macbeth” la tendencia que, según un nuevo estudio, lleva a las personas a lavarse las manos cuando se sienten culpables. Se sabía desde los tiempos de Poncio Pilatos, el procurador romano que se lavó las manos en aquel histórico gesto con el que quiso distanciarse de la decisión tomada por la muchedumbre, que eligió salvar a Barrabás en lugar de a Jesús. Pero han tenido que pasar 21 siglos para que este gesto intuitivo -el que nos lleva a lavarnos las manos después de haber cometido alguna bajeza- lleve el sello de reconocimiento científico.

Pasar las culpas por agua
De acuerdo con el estudio, publicado la semana pasada en la revista “Science”, los seres humanos tenemos un gran deseo de lavarnos, literalmente, después de haber actuado contra nuestras creencias, como si el agua contribuyese de alguna manera a enjuagar esa parte del cerebro donde se aloja la conciencia.
“La asociación entre la pureza moral y la física ha sido algo dado por hecho durante tanto tiempo que es sorprendente que nadie lo haya probado empíricamente”, dijo Chen-Bo Zhong, investigador de la Universidad de Toronto y coautor del estudio.
A esta necesidad de lavarse las manos, Zhong le ha dado el nombre de “efecto Macbeth”, en honor a la famosa tragedia del dramaturgo inglés en la que Lady Macbeth manipula a su marido para que asesine brutalmente a Duncan, el rey de Escocia, y tiene la ilusión de que, en sus propias palabras, “un poco de agua limpiará esta acción”.
Lo cual, por supuesto, sirve de poco: “Fuera, maldita mancha, fuera” grita Lady Macbeth en una de las líneas más famosas de la tragedia cuando, sonámbula, ve en sus manos unas manchas de sangre que no consigue lavar.
Hace tiempo que los psicólogos saben que cuando la gente actúa en contra de sus propias creencias, sienten la necesidad de compensarlo. Pero lo que no se había estudiado empíricamente hasta ahora es que esta necesidad de compensar se traduce en algo tan físico como lavarse las manos.
En uno de los experimentos con los estudiantes de la Universidad Northwestern, en Illinois, los investigadores dividieron a sus “cobayas” en dos grupos.
A uno de los grupos se le pidió que recordara una acción poco ética que hubieran cometido en el pasado, mientras que al segundo se le pidió hacer una acción ética, como devolver una cartera extraviada.
Posteriormente, los estudiantes pudieron elegir entre dos pequeños obsequios: un lapicero o una toallita húmeda.
El grupo al que se había encargado recordar alguna travesura de la que se arrepintiesen eligió, en doble medida que el otro grupo, la toallita con antiséptico.
En otro experimento, los investigadores encontraron que los miembros del grupo de los “pecadores” daba mucho más valor a productos de limpieza que los del otro.
Aunque no es posible preguntar a Shakespeare por el contenido metafórico de su obra, el actor Liev Schreiber, quien dio vida a Macbeth este verano en el teatro del neoyorquino Central Park, señaló al “The New York Times” que el peso moral del asesinato en la obra fue “agotador”.
Debido a esta presión, señaló Schreiber, los miembros del reparto guardaron cola para ducharse en el propio teatro sin esperar a llegar a casa, como suele ser habitual.
En la tragedia shakesperiana el agua no es suficiente para lavar la mala conciencia que se queda después de asesinar a un rey.
Pero Zhong señala que en la vida real las faltas suelen ser bastante menos graves (del tipo de besar a un hombre casado o hurtar algo en una tienda, indica el investigador), o sea pequeños pecados que caen en el olvido tras pasarlos por agua.

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La maldición de la rosa

May 25, 2007

Como nadie sabe cuando la espina clava, la rosa ríe último y mejor.La naturaleza tiene una manera sabia de vengarse de la rosa, que altiva, se pavonea como la más linda flor en todos los vergeles: y es en la belleza transitoria de sus pétalos, y en lo efímero de su ciclo de vida en relación a otras flores.
El adjetivo “rosa”, se usa en varios lugares latinoamericanos para denominar a ciertas personas a las que se consideran artificiosas y superficiales.
Así en la vida, como en la poesía, la rosa es símbolo de belleza y delicadeza, pero a la vez de frialdad, crueldad y altivez.
Veamos…
“Rosas rojas en la despedida
rosas rojas no tenemos porvenir
maldito amor es un suicidio
tu semilla venenosa
estrangula las ganas de vivir”
Alejandra Guzmán
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Yo supe que la rosa caería
y el hueso del durazno transitorio
volvería a dormir y a germinar:
y me embriagué con la copa del aire
hasta que todo el mar se hizo nocturno
y el arrebol se convirtió en ceniza.
Neruda
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ARTIFICIO
A Vicente Huidobro, que creyó lo contrario.
Rosa, insolada rosa, rosa mala,
rosa negra, rosa sed, rosa oscura,
rosa aire, rosa fuera, rosa dada,
rosa vida, rosa no, rosa insegura.
Rosa sin rosedad, rosa onerosa,
rosa contrariada, rosa nombrada,
rosa eucalipto, ¡ah! la rosa axerosa,
rosa inexistente, rosa increada.
Rosa forzada, la rosa acerada,
rosa percha, rosa atemperada,
rosa batida, rosa malograda,
Rosa como cosa, la rosa yerta,
rosa traída, rosa dibujada,
tú, rosa artificiada, rosa muerta.
Gilberto Hernández Matos
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La rosa
Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-1984)
Yo sé que estás aquí en mi mano
te tengo, rosa fría.
Desnudo el rayo débil
del sol te alcanza. Hueles,
emanas. ¿ Désde dónde,
trasunto helado que hoy
me mientes ? ¿ Desde un reino
secreto de hermosura,
donde tu aroma esparces,
para invandir un cielo
total en que dichosos
tus solos aires, fuegos,
perfumes se respiran?
¡Ah, sólo allí celestes
criaturas tú embriagas!
Pero aquí, rosa fría
secreta estás, inmóvil;
menuda rosa pálida
que en esta mano finges
tu imagen en la tierra.