Cortocircuitos.

(A Sono io!!, )
“Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura, en horas de desaliento así te miro pasar… y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura y llévame a tu lugar; hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar. Ponme a la grupa contigo, caballero del honor, ponme a la grupa contigo y llévame a ser contigo pastor…” Vencidos-Leon Felipe.

A veces…cada paso transitado es un trajinar en la espesura. A veces, solo cortocircuitos irrumpen las horas, las noches, los días. Es momento de pausas, de silencios introspectivos. Para recobrar el aliento, para reencontrarnos con lo que fuimos y ahora somos, para plantearnos nuevos sueños y depurarlos de espejismos, para enarbolar una nueva bandera de equilibrio interior, de mejores ilusiones, de canciones que toquen otras tonadas, otras armonías que espanten el tedio, que alejen el vértigo de la indecisión y que templen el alma.

A veces, “pende la espada de Damocles’ sobre nuestra espalda. A veces mil y una nebulosas zigzaguean peligrosamente las sombras de nuestros pasos. Es tiempo de parar la marcha. De rediseñar los mapas de la ruta predispuesta. Para balancear lo vivido y lo sufrido, lo querido y lo esperado. Para dejarnos encender el alma con nuestras propias lucecitas interiores y acrisolarnos el yo interior, para reenchufar nuestras quimeras con la realidad, para dejarnos guiar adonde el corazón nos lleve, sin remordimientos, ni culpabilidades, sin apologías y sin miedos.

A veces un cortocircuito interior, es una señal de ‘detente‘. Es el anunciamiento del inicio de un nuevo ciclo vital para vivir y revivir.